martes, 29 de noviembre de 2011

fotos de la ruta del arcipreste de hita

la ruta del arcipreste de hita

 Dejaremos aparcado el coche en el aparcamiento del restaurante Alto del León 1511m. de altitud. Bajaremos por el aparcamiento en dirección Madrid y nada mas terminar la valla metálica del mismo, nos encontraremos a nuestra derecha una senda que desciende, la cogeremos y traspasaremos la portilla de alambre,
seguiremos la senda en paralelo a la alambrada hasta adentrarnos en el pinar (El caminar aquí durante unos 400m. no es muy cómodo, pero siempre será mejor que bajar por el arcen de la carretera y si tenéis suerte como nosotros, podréis ver alguna de las ardillas que habitan en esta parte del bosque), siempre con la referencia de la alambrada pues la senda se difumina hasta alcanzar una puerta metálica en la misma de color verde, pasaremos esta puerta y cruzaremos la carretera Nacional VI “con precaución”,
justo enfrente nos encontraremos la pista forestal con indicaciones en dolmen de piedra hacia la Peña del Arcipreste.
   Caminaremos por la pista que discurre apenas sin desnivel y rodeada de frondoso pinar y un suelo tapizado de helechos, hasta encontrar a nuestra izquierda una piedra con leyenda cincelada donde comienza la vereda que en 800m. nos llevara hasta el Monumento Natural de Interés Nacional “Peña del Arcipreste de Hita”. La vereda discurre en ligero ascenso por el pinar, marcada en su margen con pequeños hitos de granito blanco con flecha cincelada, va ganando altura suavemente,
a unos 150m. encontraremos una gran piedra en su margen izquierdo que alberga una fuente (En junio de 2004 estaba seca, pero unos 10m. más arriba a su izquierda, hay un manantial con teja de abundante agua). Siguiendo la vereda y sus hitos llegaremos en breve al collado del Arcipreste, encontrándonos en primer lugar La Fuente D Aldara (pequeño manantial en junio de 2004, tenia agua en su interior, pero para beber hay que introducir las manos o un vaso; A unos cinco metros a su derecha hay un manantial con teja del que surge un pequeño arroyuelo). Seguiremos la senda y en unos 80m. más alcanzaremos la curiosa formación ciclópea “Peña del Arcipreste de Hita” con sus rocas cinceladas y en su parte baja un arcón de madera que contiene dos ejemplares del “Libro del Buen Amor” del Arcipreste de Hita y un cuaderno en el que los senderistas reflejan su paso por este histórico lugar.
   La enorme peña rinde homenaje a este poeta religioso “que después de gastarse su dinero en Segovia tras una de sus correrías, e intentar cruzar de nuevo la sierra, se encontró con la serrana Aldara, la fea de Tablada. De la que él mismo dijo << En el Apocalipsis, San Juan Evangelista, no vio una tal figura, de tan horrible vista>>. La vuelta la realizaremos por donde hemos venido, o también podemos continuar ascendiendo unos 30m. más por la vereda hasta alcanzar una alambrada la cual traspasaremos, encontrándonos el sendero marcado con banda roja-blanca GR-10 el cual cogeremos hacia nuestra izquierda bajando hacia el collado del Arcipreste, siguiendo el sendero del GR-10 llegaremos en unos 2Km. Al puerto de Guadarrama y tendremos ocasión de ver varios bunker de hormigón (aptos para hacer vivac) que son vestigios históricos del frente de la Guerra Civil.

la serrana de aldara

La Serrana fea, Aldara, de Tablada


Fragmento de El libro de Buen Amor
Hace siempre mal tiempo en la sierra y en la altura,
o nieva o está helando, no hay jamás calentura;
en lo alto del puerto sopla ventisca dura,
viento con gran helada, rocío y gran friura.

Desde que yo nací no pasé tal peligro:
llegando al pie del puerto me encontré con un vestiglo
el más grande fantasma que se ha visto en el siglo,
yegüeriza membruda, talle de mal ceñiglo.

Con la cuita del frío y de la gran helada,
le rogué que aquel día me otorgase posada.
Díjome que lo haría si le fuese pagada;
di las gracias a Dios, nos fuimos a Tablada.

Sus miembros y su talle no son para callar,
me podéis creer, era gran yegua caballar;
quien con ella luchase mal se habría de hallar,
si ella no quiere, nunca la podrán derribar.

Tenía la cabeza mucho grande y sin guisa,
cabellos cortos, negros, como corneja lisa,
ojos hundidos, rojos; ve poco y mal divisa;
mayor es que de osa su huella, cuando pisa.

Las orejas, mayores que las del añal borrico,
el su pescuezo, negro, ancho, velludo, chico,
las narices muy gordas, largas, de zarapico,
¡sorbería bien pronto un caudal de hombre rico!

Su boca es de alano, grandes labios muy gordos,
dientes anchos y largos, caballunos, moxmordos;
sus cejas eran anchas y más negras que tordos.
¡Los que quieran casarse, procuren no estar sordos!

Mayores que las mías tiene sus negras barbas;
yo no vi más en ella, pero si más escarbas,
hallarás, según creo, lugar de bromas largas,
aunque más te valdrá trillar en las tus parvas.

Mas en verdad yo pude ver hasta la rodilla,
los huesos mucho grandes, zanca no chiquitilla;
de cabrillas del fuego una gran manadilla,
sus tobillos, mayores que los de una añal novilla.

Más anchas que mi mano tiene la su muñeca,
velluda, pelos grandes y que nunca está seca;
voz profunda y gangosa que al hombre da jaqueca,
tardía, enronquecida, muy destemplada y hueca.

Es su dedo meñique mayor que mi pulgar,
son los dedos mayores que puedes encontrar,
que, si algún día ella te quiere espulgar,
dañarán tu cabeça cual vigas de lagar.

Tenía en el justillo las sus tetas colgadas,
dábanle en la cintura porque estaban dobladas,
que, de no estar sujetas, diéranle en las ijadas;
de la cítara al son bailan, aún no enseñadas.